La “buena onda” de José Luis del Río
Andrés Meirovich Managing Director Genesis Ventures @ameirov
- T+
- T-
Andrés Meirovich
La noticia que más destacó la semana pasada en términos empresariales fue el hecho de que los actuales accionistas de Friosur le traspasaron 20% de las acciones de la empresa a sus trabajadores, quienes, organizados a través de una cooperativa, tendrán también un sillón en el directorio. Un hecho inédito en este ultimo tiempo.
¿Por qué esto es una gran medida y no es solamente un acto de “buena onda”?
En relación con los empleados, y de acuerdo con un estudio realizado en 2019 por la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey nos muestra que un 74% de los trabajadores (independiente si eran republicanos o demócratas) prefiere trabajar en una empresa en donde los colaboradores tengan un porcentaje de propiedad. En estas empresas los trabajadores ganan en promedio un tercio más, y el dinero ahorrado en sus planes de retiro es el doble que los trabajadores que trabajan en empresas 100% públicas o privadas.
Las empresas de propiedad compartida de los empleados cubren una amplia gama de industrias, como supermercados Publix, fabricantes de ropa como Gore y Procter & Gamble. Otros, como el fabricante de automóviles Ford y las aerolíneas Delta y Southwest, ofrecen generosos programas de participación en las ganancias a sus empleados.
¿Qué pasa con la empresa?
Un estudio de Joseph Blasi del 2015 nos muestra que empresas que tienen propiedad compartida o “profit sharing” tienden a tener mejores resultados. Por un lado, una mejor valorización de empleados y clientes, donde se destaca la cultura interna y como grandes lugares para trabajar. En cuanto a números, el estudio muestra que se reduce un 50% la deserción laboral y que en promedio tienen un retorno sobre patrimonio (ROE) un 12% superior. Actualmente un 47% de los trabajadores de empresas privadas en EEUU cuentan con este tipo de beneficios, y esto aumenta todos los años. Desde 2019, y para potenciar este mecanismo tanto en empresas listadas en bolsa como en Pymes, el presidente Trump creó una serie de beneficios tributarios para los controladores que deseen entregar acciones a los empleados como a empleados que deseen tomar créditos blandos para comprar acciones.
En resumen, es un win win, ganan los empleados, los accionistas originales, los clientes y se reduce la desigualdad.
Tomemos el ejemplo de José Luis del Río como un puntapié inicial para la activación de empresarios y emprendedores por un Chile más desarrollado y sustentable. Junto con los trabajadores, nosotros claramente somos el motor de la economía, y por eso debemos ser los primeros en pensar a 30 años plazo y dejar las trincheras. Hago un llamado también a las nuevas generaciones de políticos, gremios y sindicalistas a diseñar este “nuevo equilibrio”, en donde todos buscamos el bien del país por sobre peleas añejas o de redes sociales para ganar un par de likes.